Una charla entre ellos sería interesante, insólita, inédita, inaudible.Son dos mentes autorizadas para hablar de fútbol, llenas de saber y filosofía: sus voces, en efecto, parecen provenir de la platónica caverna. Los conceptos que arrojan son claros y precisos, sus arengas movilizan y sus banderas flamean con el viento gritado de la motivación. Eso sí: ahora, de tanto en tanto, por el frío, carraspean.
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