domingo, 26 de marzo de 2006

Superhéroes

Basado en una idea de Pat.

- ¿Qué es un superhéroe? Un farsante, un impostor, un antihéroe. Personas grises, híbridas, mutantes con poderes pero sin poder, guardianes del limbo de aquello que no es ni una cosa ni la otra.
Hugo: Árbitros salomónicos de lo indeciso, melancólicos bufones en la corte del cualunque, valientes soldados llorando en la batalla del oxímoron.
- ¿Qué es un superhéroe? Un absurdo idealista para quien el sexo sin amor es tan ridículo como el amor sin sexo.
Facundo: Actores, actrices, máscaras que hacen de la impostura su verdadero antifaz. Cómicos, trágicos, tragicómicos, tenistas que pelotean sus naturalezas atravesando una red insoslayable.
- ¿Qué es un superhéroe? Un bronceado otoñal, un desamor consolado, una persona que miente diciendo la verdad.

sábado, 25 de marzo de 2006

martes, 21 de marzo de 2006

Las aventuras del preceptor IV

Alumnos de cuarto año debatían con cronológica pertinencia si “coger” es lo mismo que “hacer el amor”. Adentrados en la querella, deciden consultarles a los preceptores.
Sucesivamente se señalan algunas cuestiones interesantes: en un mismo momento, en un mismo lugar, uno de los participantes del acto sexual puede estar “cogiendo” y el otro “haciendo el amor”; la diferencia entre ambas formas, además de sentimental, es retórica y lingüística, toda vez que el acto al que refieren es el mismo, eufemismos aparte; la completa sinonimia entre dos palabras es imposible, de ahí la noción de valor lingüístico proferida por Saussure: un signo es lo que todos los demás componentes del sistema de signos que expresan ideas –la lengua- no son.
De todas maneras, los alumnos seguían difiriendo sus pareceres entre los que esgrimían las sutilezas de “coger” o “hacer el amor” y entre los que pregonaban su alusión al mismo acto. Entonces fueron invitados a realizar la siguiente experiencia.
Debían escribir en un papel -de manera individual y secreta- cómo se llamaba un objeto que se encontraba en la oficina de los preceptores (se trataba de un radiograbador JVC con doble casettera y compact disc). Rápidamente los jóvenes cumplieron con la consigna. A continuación, los preceptores formularon los resultados:
"Estamos todos de acuerdo en que este objeto aquí presente [señalaron el radiograbador JVC con doble casettera y compact disc] es un objeto de la realidad, que existe y es. Por lo tanto, si les pedimos que lo nombren todos deberían haber colocado la misma palabra. Sin embargo, esto fue lo que escribieron [leyeron los papapeles entregados por los alumnos]: radio, grabador, aparato musical de la preseptoría (sic), equipo de música, grabador, radiograbador. ¿Cómo es que pasó esto? ¿Acaso no se estaban refiriendo todos al mismo objeto de la realidad?"
El timbre debía ser tocado; de no haber sido así, los preceptores habrían podido concluir que por más que las cosas existan antes de nombrarlas, la realidad se constituye en el lenguaje. La determinación no es afectiva ni carnal sino lingüística: "hacer el amor” y “coger” refieren –en efecto- al mismo acto, pero no son lo mismo. La realidad se constituye en el lenguaje, sí, y el lenguaje se constituye en el uso que se hace del lenguaje, que se hace.

miércoles, 15 de marzo de 2006

Una de piratas

Cuando la célebre corsario Rosario Ceranegra se vio rodeada por un grupo de treinta y nueve fuleros bucaneros armados con fervorosa redundancia, supo darse cuenta de que su vida corría grave peligro.
Recordó entonces los momentos que habían marcado su agitada biografía: la noche en que presenció el asesinato de su padre en manos de su madre, el más feroz saqueo en una pequeña isla española, su primer arete, su primer tatuaje.
Si bien su condición de mujer pirata la colocaba en una posición doblemente marginal, su valentía y apremio a la hora del abordaje infundían respeto tanto en el Caribe como en el Pacífico. Sin embargo, esa tarde, al menguar los clamores de la batalla, la fama y el renombre de Rosario Ceranegra parecían ya encarar su epílogo definitivo.

- ¡Vengan de a uno, cobardes! ¡Voto a bríos, que este vientre que pudo haberles dado vida hoy mismo se las quitará!- gritó retrocediendo hacia la proa. Un último cañonazo fijó como un gong el punto final de su amenaza.

Los treinta y nueve bucaneros avanzaban temerosos pero movidos por la certeza de lo inevitable. La rodearon.

- ¡Ríndete, mujer! ¡Cumple con tu destino y camina por la plancha!- ordenó el más sucio de los piratas.

- ¡Por cuatrocientas botellas de ron que deberán matarme para detener mi corazón, malditos lobos del mar!

La voz de Rosario Ceranegra no se quebró en ningún momento. Los sobrevivientes afirman que logró resistir la embestida de los bucaneros durante un tiempo considerable; la leyenda asegura que sólo cinco de los treinta y nueve del grupo escaparon de la muerte bajo su espada.
Mientras defendía su vida con bravura, la célebre corsario Rosario Ceranegra fue apuñalada por la espalda por un eunuco que había pertenecido a su tripulación. Los hombres que para darle caza la habían perseguido a través de cientos de millas por el mar lloraron su muerte.
Cuando arrojaron su cuerpo por la borda sólo se escuchó un silencio solemne.