exigimos que se revise la concesión encargada de desarrollar y mantener los refugios en los cuales se espera el colectivo. consideramos a los primeros inútiles e injustos; su existencia representa lo peor del negociado político y denuncia por sí misma a una dirigencia que prefiere alimentar sus ideales materialistas antes que procurar el bien del pueblo que se transporta.
estos mamotretos medio dorados -hijos de la empresa spinazzola- son, además, falaces: se venden a sí mismos como paradas de colectivo y no lo son: no brindan información acerca del recorrido de las líneas ni ofrecen asiento al hombre que está solo y espera el autobus; es más, ni siquiera permiten a uno guarecerse dignamente de la lluvia. si alcanzan el escaño de "parada de colectivo" se debe solamente a discretos cartelitos que informan con sobrada laconía la cifra del vehículo que debe detenerse en el lugar.
ahora bien, estos "refugios" en cuestión son más bien una grosera forma de colocar disímiles publicidades en todas sus caras; es decir, una manera de generar necesidades ficticias para alimentar el ya abultado abdomen del cuerpo posmodernista.
tan grande es el descaro del señor spinazzola que de tanto en tanto cede sus fachadas para campañas de bien público que, como todos sabemos, tienen descomunal éxito reduciendo la desigualdad. de esta forma spinzzola limpia su conciencia y asegura llenarse los bolsillos un tiempo más.
compárese los spinazzolianos refugios con las paradas de colectivo que consisten en un palo y un cartel. una fuente del gobierno de la ciudad nos ha confirmado que su concesión pertenece a otra empresa; ésta ha optado por ceder un cuarto del cartel a la publicidad, mientras que en el resto brinda, si no protección ante la lluvia o asiento, al menos sí información sobre el recorrido de las líneas...
¿podemos hacer algo para terminar con la estafa de spinazzola y su falaz refugio en el cual se espera el colectivo? no, y es paradójico: nunca una parada generó tanta impotencia.
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