lunes, 12 de febrero de 2007

Los escritores I

El niño Julio Cortázar juega alegremente en su casa. Va de acá para allá, patea una pelota, persigue a sus mascotas... Podría decirse que es feliz. De repente, lo esperable: en uno de sus tantos correteos, el pequeño Julito tropieza con un estante y rompe un jarrón que había pertenecido a su bisabuela. Su padre -el señor Cortázar- es testigo del hecho.
- ¡Eres un niño desgraciado! ¡Ya le voy a dar a usted! ¡Venga para acá, mocoso de porquería!- grita el señor Cortázar quitándose el cinturón para preparar el castigo rectificador.
- ¡Fue sin querer, padre! ¡Fue sin querer!- suplica el joven Julito.
- ¡Nada de lloriqueos, mocoso! ¡Usted tiene que pagar por lo que hizo! ¡Los argentinos somos hijos del rigor!
- Pero padre... ¡yo nací en Bruselas!

No hay comentarios.: