sábado, 4 de junio de 2005

Las aventuras del preceptor II

La escena se repite. Siempre se repite, pero con sutiles diferencias. Ahora los alumnos -otra vez- juegan al fútbol -esta vez- con una pelota de plástico. Los arcos pintados sobre la pared y la cancha delineada más o menos dignamente asignan mayor importancia al cotejo de este recreo. De repente, el exabrupto ante un encontronazo: "¡chupáme la pija, hijo de puta!".

El grito del chico motiva el férreo acercamiento del preceptor. "Disculpeme" -comienza a retar con autoridad el celador-, "¿usted está en un colegio o en una cancha de fútbol?". El alumno baja la mirada, consciente de que ni el reto ni la falta son lo suficientemente graves. Jamás lo son. "Conteste: ¿está usted en un colegio o en una cancha de fútbol?", repite el preceptor enmascarando enojo. El joven se anima finalmente a hablar. "Bueno..., estoy en una cancha de fútbol dentro de un colegio". El preceptor mira al chico: tenía razón. De vez en cuando la tienen. "Vaya nomás; cuide su vocabulario", lo exonera.

El partido seguiría hasta que sonara el timbre o hasta que los dos equipos aunaran voces en el coral "¡boludo, pelotudo!" que reprueba al que cuelga la pelota. Como siempre: el juego continúa... hasta que repentinamente se interrump.

1 comentario:

Cronopio Morales dijo...

un diego nene.. me gusto.
Signo más diría Alarcón...