El célebre pedagogo Magnus Norman no deja de sorprendernos. La reciente publicación de una nueva biografía –centrada, en este caso, en sus primeros años de vida- aporta datos interesantes y reveladores acerca de esta excelsa figura de las Ciencias de la Educación.
Más allá del área en la que luego se especializaría, Magnus sentía en su juventud una fuerte inclinación hacia la Odontología. “Percibo que los hados me solicitan ser dentista”, solía confesarle a sus padres. Sin embargo, dos hechos lo alejaron de las muelas y los premolares: por un lado, el inesperado resultado de un test de orientación vocacional y, por el otro, la rectificación de una adivina que le afirmó que su signo del zodíaco era “Aries” y no "Caries", como había pensado hasta ese momento.
Superadas algunas dudas iniciales, la figura de Magnus no tardó en mostrarse en todo su esplendor. Norman fue sin lugar a dudas un genio precoz; tanto es así que comenzó a escribir su libro de memorias a la edad de once años.
También en una temprana juventud, Magnus se mostró muy cercano al cine: la casa de sus padres se encontraba a dos cuadras del Teatro Apolo, lugar donde tuvo oportunidad de conocer las películas de Chaplin y otros genios del cine mudo.
Seducido por la estética de esta forma artística, Magnus buscó innovar en las formas que este nuevo soporte permitía. Fue de esta manera que desarrolló su “Teoría del cine ciego”, la cual encabezaba con la siguiente y brillante sugerencia: “si el cine mudo consiste en imagen sin sonido, ¿por qué no buscar un cine que consista en sonido sin imagen?”.
Lamentablemente, el proyecto de Magnus no prosperó ya que detractores y envidiosos –que los tuvo siempre- señalaron con escepticismo la cercanía de ese proyecto con la radio, que ya se conocía desde hacía algunos años.
Todavía hoy nos parece escuchar las palabras claras, precisas y clarificadoras del denominado Mago de la Didáctica. ¿Qué otros datos aparecerán sobre su singular vida? ¿Cuándo se le dará a su obra la importancia que se merece? ¿Qué clases de sádicos eligen la carrera de Odontología? Conservamos, como siempre (lamentablemente), muchas inquietudes y pocas respuestas.
Más allá del área en la que luego se especializaría, Magnus sentía en su juventud una fuerte inclinación hacia la Odontología. “Percibo que los hados me solicitan ser dentista”, solía confesarle a sus padres. Sin embargo, dos hechos lo alejaron de las muelas y los premolares: por un lado, el inesperado resultado de un test de orientación vocacional y, por el otro, la rectificación de una adivina que le afirmó que su signo del zodíaco era “Aries” y no "Caries", como había pensado hasta ese momento.
Superadas algunas dudas iniciales, la figura de Magnus no tardó en mostrarse en todo su esplendor. Norman fue sin lugar a dudas un genio precoz; tanto es así que comenzó a escribir su libro de memorias a la edad de once años.
También en una temprana juventud, Magnus se mostró muy cercano al cine: la casa de sus padres se encontraba a dos cuadras del Teatro Apolo, lugar donde tuvo oportunidad de conocer las películas de Chaplin y otros genios del cine mudo.
Seducido por la estética de esta forma artística, Magnus buscó innovar en las formas que este nuevo soporte permitía. Fue de esta manera que desarrolló su “Teoría del cine ciego”, la cual encabezaba con la siguiente y brillante sugerencia: “si el cine mudo consiste en imagen sin sonido, ¿por qué no buscar un cine que consista en sonido sin imagen?”.
Lamentablemente, el proyecto de Magnus no prosperó ya que detractores y envidiosos –que los tuvo siempre- señalaron con escepticismo la cercanía de ese proyecto con la radio, que ya se conocía desde hacía algunos años.
Todavía hoy nos parece escuchar las palabras claras, precisas y clarificadoras del denominado Mago de la Didáctica. ¿Qué otros datos aparecerán sobre su singular vida? ¿Cuándo se le dará a su obra la importancia que se merece? ¿Qué clases de sádicos eligen la carrera de Odontología? Conservamos, como siempre (lamentablemente), muchas inquietudes y pocas respuestas.
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