Recientes descubrimientos nos han acercado nuevos datos acerca del famoso profesor Magnus Norman, quien, gracias a su claridad expositiva, buena predisposición para la enseñanza y –fundamentalmente- su costumbre de hacer aparecer palomas de una galera durante sus clases, supo recibir el mote de “el mago de la Didáctica”.
Al comienzo de su carrera, Magnus supo desempeñarse como Supervisor General Adjunto del Ministerio de Educación. Éste constituyó en realidad su segundo trabajo, ya que el primero –técnico aeronáutico- no supo como hacerlo.
En el área ministerial, su labor consistía en la observación de clases y en la asignación de puntajes a sus colegas. “La tarea me resulta totalmente ingrata” –escribe Magnus en su diario, desconocido hasta el momento-. “Ayer, sin ir más lejos, en el colegio que queda a una cuadra de la oficina, tuve que calificar la tarea de Don José Costa Arenas, mi antiguo profesor de Biología. Hay muchas presiones para jubilarlo y mi opinión al respecto será decisiva. ¿Qué diré en el informe? ¿Prevalecerá el afecto que le tengo o la objetividad de la mirada escrutadora? La clase de Don José fue muy buena, aunque por momentos algo dispersa. Trató sobre la estructura interna del árbol: comenzó por las raíces, siguió por el tronco, pero después –acaso muestra de su vejez- se terminó yendo por las ramas”.
Según sabemos ahora, el trabajo gubernamental de Magnus duró más bien poco. A los seis meses de comenzada su tarea, una fuerte discusión con el Viceministro hizo que el funcionario criticara sus presupuestos teóricos. “El Licenciado Norman” –escribió el Viceministro en una carta a su superior- dice que el hombre en estado de naturaleza es bueno y que la sociedad lo pervierte, afirma que el capitalismo terminará y llegará el momento de la dictadura del proletariado y jura que veinte resmas de papel oficio y cincuenta lapiceras cuestan quince mil pesos. De ninguna manera aceptaré estos presupuestos”.
Evidentemente, la tarea de Magnus en el ministerio terminó de manera escandalosa. Esperamos ansiosos nuevos hallazgos en torno a su excelsa figura.
Al comienzo de su carrera, Magnus supo desempeñarse como Supervisor General Adjunto del Ministerio de Educación. Éste constituyó en realidad su segundo trabajo, ya que el primero –técnico aeronáutico- no supo como hacerlo.
En el área ministerial, su labor consistía en la observación de clases y en la asignación de puntajes a sus colegas. “La tarea me resulta totalmente ingrata” –escribe Magnus en su diario, desconocido hasta el momento-. “Ayer, sin ir más lejos, en el colegio que queda a una cuadra de la oficina, tuve que calificar la tarea de Don José Costa Arenas, mi antiguo profesor de Biología. Hay muchas presiones para jubilarlo y mi opinión al respecto será decisiva. ¿Qué diré en el informe? ¿Prevalecerá el afecto que le tengo o la objetividad de la mirada escrutadora? La clase de Don José fue muy buena, aunque por momentos algo dispersa. Trató sobre la estructura interna del árbol: comenzó por las raíces, siguió por el tronco, pero después –acaso muestra de su vejez- se terminó yendo por las ramas”.
Según sabemos ahora, el trabajo gubernamental de Magnus duró más bien poco. A los seis meses de comenzada su tarea, una fuerte discusión con el Viceministro hizo que el funcionario criticara sus presupuestos teóricos. “El Licenciado Norman” –escribió el Viceministro en una carta a su superior- dice que el hombre en estado de naturaleza es bueno y que la sociedad lo pervierte, afirma que el capitalismo terminará y llegará el momento de la dictadura del proletariado y jura que veinte resmas de papel oficio y cincuenta lapiceras cuestan quince mil pesos. De ninguna manera aceptaré estos presupuestos”.
Evidentemente, la tarea de Magnus en el ministerio terminó de manera escandalosa. Esperamos ansiosos nuevos hallazgos en torno a su excelsa figura.
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