domingo, 20 de noviembre de 2005

Acerca de "Una historia violenta"

Película bipolar en todos sus aspectos, explícita y a la vez sutil, "Una historia violenta" (David Cronenberg, 2005) comprende lo mejor de "Belleza americana" y "Sin City". Viggo Mortensen -ambiguo, a la vez él, en su nacionalidad- compone con su cadencia tonal y expresividad suavemente sinuosa a un héroe que es a la vez Michael Landon en "La Familia Ingalls" y Aragorn en la más fiera de las batallas de "El Señor de los Anillos".
La escisión de los mundos mafioso y familiar ya encontraba con Michael Corleone sus tensiones y dilemas. El matón de la mafia es también padre de familia y debe procurar el imposible equilibrio. Si Tom Hanks en "Camino a la perdición" se veía obligado a la huída, en "Una historia violenta" el protagonista no puede menos que emprender el regreso; en ambos casos, el equilibrio anhelado se rompe y el protagonista ensaya un aprendizaje para reponerlo, una suerte de camino del héroe no ya iniciático sino jubilatorio.

Interesado en las metamorfosis, el director de "La Mosca" no es, sin embargo, esencialista: las naturalezas dobles de sus monstruos no se oponen en disyuntiva sino que se muestran como fuerzas diferentes cuya suma, en este caso, no da cero. Fábula de Hekyll junto a Hyde, "Una historia Violenta" bucea en lo imperfecto de las oposiciones, en lo pertinente de las contradicciones y en las luces que se guardan a la sombra.

(Por último, una apostilla: la película está basada en una novela gráfica, género él mismo también híbrido, a mitad de camino entre el cómic y la novela, buscando -como Viggo en el film- purgar las culpas de una en las supuestas virtudes de la otra).

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